Sugerencias del Albergue Nacional de Veteranos
Valdepiélago,León. Agosto de 2012
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Inmersa en un mundo de grandes transformaciones históricas y sociales, la OJE no debe sucumbir a la inercia social; por propia definición, no puede prevalecer en ella la tendencia a la comodidad, a rehuir el esfuerzo como método y como resultante de una formación integral. Debe seguir proponiendo lo exigente frente a lo fácil, lo elaborado con esfuerzo y tesón frente a lo espontáneo, lo bello frente a lo ”bonito”, lo difícil frente a lo manido, lo aventurero frente a lo plácido.
Nos podría ocurrir, de lo contrario, que, tras unos primeros momentos o actividades de aceptación amable (un “más de lo mismo” de otras entidades de tiempo libre), no se obtuviera ningún eco ni se imprimiera huella alguna, sin conseguir ningún impacto educativo basado en nuestra Promesa y en nuestra Usía. El afiliado pasaría fugazmente por Hogares sin un recuerdo especial de su corta afiliación.
La negativa a desarrollar una pedagogía del esfuerzo, como se ha comprobado en otras entidades, a menudo viene dada, no por las apetencias, intereses o elección de los propios afiliados, sino por los “complejos” de los adultos, que trasladan a otras promociones de jóvenes sus obsesiones por no apartarse de “lo que se lleva”.
Partimos de la Promesa
La Promesa es un punto de partida y razón de ser de la Organización, ya que en ella se contienen las grandes afirmaciones, los ideales, los valores que justifican su existencia. No mantenerse fieles a ello supondría la desnaturalización de la OJE, es decir, apartarse de su propia naturaleza y ser “otra cosa”. La plasmación de esta Promesa en las actitudes del afiliado, su interiorización, conforma el Estilo, y su adecuación al aquí y ahora de España es la Usía. De este modo, Promesa, Estilo y Usía son la triada axiológica connatural a la esencia de la Organización Juvenil Española, que es dinámica por ser juvenil y vivir en una sociedad humana y cambiante, para mejorar, en lo contingente. Lo que no se altera es la esencia.
La formación de los educadores
La amable y bella metáfora –como tal metáfora, posiblemente exagerada- de Daniel Pato Movilla “semisuma de Atenas y de Esparta”, para definir la formación, podría orientarnos acerca del ideal de dirigente y de mando juvenil. Es de desear que todos ellos configuren una especie de “aristocracia” y no conformarnos con que sean “uno de tantos” dentro del mundo del asociacionismo juvenil, tanto en su vida personal como en su ejercicio en nuestras actividades; personas identificadas con las ideas-fuerza de la Promesa e impregnadas del Estilo que emana de ella. Se trata de buscar la calidad antes que la cantidad y, dentro de aquella, aplicar en la formación de educadores esa pedagogía del esfuerzo en los cursos correspondientes. El mando y el dirigente deben seguir siendo el espejo en que se mire el afiliado.
Las actividades
Lo que dio una impronta decisiva a los grandes movimientos juveniles, con el punto de partida en el Escultismo, fue la utilización de la naturaleza para la finalidad educativa, lo que, en nuestro ámbito, se podría sintetizar en la práctica del Aire Libre y del Montañismo, cuya valoración formativa es sobradamente conocida por todos. No hace falta recordar que la vida en la naturaleza ofrece el marco ideal para la pedagogía del esfuerzo, tanto en el ámbito individual como en el trabajo en equipo, además de fomentar el ingenio.
Si partimos de la idea de que el afiliado es el sujeto activo de nuestra pedagogía y no un mero receptor pasivo, es de sumo interés que insistamos en este tipo de actividades, bien preparadas, dosificadas y adecuadas a cada grado. Las actividades de supervivencia en los grados mayores y, en general, todas aquellas que supongan una dosis de “aventura” en todas las edades, han probado ser las más adecuadas para la formación del carácter.
No por ello deben subestimarse el resto de gamas de actividad, pero siempre rehuyendo el “enfoque escolar”, de “aula”, y buscando la innovación cuando se precise y la aplicación del esfuerzo, ya sea este intelectual (Estudio y Formación), estético (Culturales) o físico (Deportivas). Con respecto a este último apartado -el “Citius, Altius, Fortius” de los Juegos Olímpicos -el espíritu deportivo podría ser muy adecuado, tanto para la propia actividad interna como para la proyección de la OJE en ámbitos escolares.
La tónica de las actividades podría ser “una exigencia exterior para conseguir una exigencia interior.
Un aspecto que no debe soslayarse es aquella actividad que precisamente se basa en el servicio a la colectividad; en este sentido, sugerimos la recuperación de las llamadas “Misiones Juveniles” allí donde se hayan olvidado, que tendrían un doble efecto educativo: de cara al afiliado que participa en ellas y hace realidad su “Vale Quien Sirve”, y de cara a otros niños y jóvenes, que percibirían a nuestra Organización en su propia esencia y razón de ser.
Otros aspectos formativos
Ya sabemos que nuestros medios formativos son el ambiente, la actividad y la palabra. Queremos insistir con respecto al primero, ya que, también con su dosis de esfuerzo y constancia, desarrolla cualidades de orden, limpieza, aseo y belleza, y con respecto al tercero, la palabra, que quizás ha perdido protagonismo por falta de recursos, y es imprescindible en toda labor educativa para sugerir, desarrollar, hacer pensar y sintetizar.
Tanto en la Usía como en el vigente Plan Nacional de Formación aparecen interesantes sugerencias para su puesta en práctica. Estos documentos básicos corren el riesgo de quedar como mera “decoración” de estanterías, cuando su aplicación en toda España permitiría una unificación de esfuerzos y un acercamiento de “sensibilidades”.
Proponemos que se intensifique un sistema de seguimiento sistemático de objetivos del Plan de Formación, llegando incluso a un diseño de evaluación mensurable desde la Secretaría Nacional de Formación. Supondría un nuevo requerimiento de esfuerzo y exigencia para todos.
Difusión exterior y márquetin
Es necesario uniformar la información de nuestra Organización en las redes sociales, en la línea que -según nos informan- se está llevando a cabo desde la Secretaría Nacional de Formación.
Lo importante es que nuestra imagen sea la propia, y, como tal, sugestiva y actual, pero sin “complejos” de ningún tipo, que, insistimos, no vienen dados por la mentalidad del afiliado ni de las familias, sino del educador adulto. Nuestra imagen juvenil, dinámica y moderna debe ser acorde con nuestra personalidad en todos los aspectos, empezando, claro está, con las afirmaciones de religiosidad y españolidad que encabezan los puntos de la Promesa. Como dijo el poeta: “Nosotros somos quien somos…” Es indudable que ello también requiere un esfuerzo en un marco social en el que, como es lógico, caben otras opciones dispares con la nuestra, legítimas sin duda, pero a las que no debemos “contentar”.
Captación
Representa otra aplicación del esfuerzo sin duda. Relacionándolo con el punto anterior, hay que acertar con el segmento de población que pueda coincidir con nuestros planteamientos, pues siempre habrá oferta para otros.
La endogamia presente en muchos núcleos representa un problema, pues el crecimiento se limita al número de antiguos afiliados o simpatizantes que puedan existir. Los recursos clásicos (salir a la calle para formar escuadras naturales a partir de los propios afiliados) tendrán eficacia si las actividades y ambientes que ofrecemos corresponden a expectativas infantiles y juveniles “sorprendentes”, en la línea que hemos propuesto de aventura, esfuerzo y belleza. Estos recursos pueden muy bien coexistir con otros novedosos, basados en el “estudio de mercado” y aplicación de técnicas modernas. Ninguno es desdeñable.
Opinamos que un sector que podría ser receptivo a nuestros planteamientos (y a nuestros valores) podría ser el de los ámbitos de inmigración hispanoamericana.
El deporte y el Aire Libre en los colegios, las bandas de música y los “campamentos de iniciación” serían igualmente otras posibilidades.
A riesgo de ser reiterativos, creemos que una OJE más atractiva sería aquella que propusiera una serie de retos constantes basados en la superación y en el esfuerzo: para acceder a la condición de afiliado, para pasar de grado, para efectuar la Promesa, para obtener una especialidad… Como se ha insistido en el apartado de actividades, serían más sugerentes aquellas que implicaran una aventura diaria y no aquellas que repitieran esquemas escolares o extraescolares o vinieran a ser una imitación de las que ofrecen otras entidades juveniles de tiempo libre.
Signos externos distintivos
Se puede constatar a diario que, en algunos ámbitos de nuestra Organización, se practica una especie de “reserva” ante los signos externos que puedan caracterizarnos o distinguirnos: actos solemnes, uso de uniforme.
Junto a la necesaria actualización que todo ello precise en una entidad que es dinámica, conviene también no dejarse llevar por acomplejamientos en estos puntos. El uso del uniforme, por ejemplo, además de un derecho reconocido en los Estatutos, debe ser motivo de orgullo para todo aquel que se sienta identificado con la OJE, independientemente de la opinión de otros sectores sociales que, con uniforme o sin él, nunca vendrían a nosotros. La realidad es que al niño y al joven le gustan los uniformes, y a la evidencia sociológica nos remontamos; otra cosa es el mundo “adulto”, pero no precisamente el de los padres de los segmentos de población cercanos.
Por otra parte, nuestros actos solemnes, presididos por la bandera de todos los españoles, deben seguir teniendo el sentido profundo que los define; son, además, excelentes instrumentos formativos de cara al afiliado. Es preciso, asimismo, que los actos se ajusten en toda la OJE a las mismas normas que marque la Presidencia Nacional y que las innovaciones sean previamente autorizadas por ésta cuando lo estime pertinente. En este caso, estamos hablando, a lo mejor, de un esfuerzo de disciplina.
En todo caso, el uso de estos símbolos constituye una forma de esfuerzo: primero, de que el afiliado conozca su significado y lo asuma; segundo, de mostrarnos tal como somos, como muestra de afirmación, consecuencia entre hechos y palabras y gallardía.
Ofrecimiento de los veteranos de la OJE
En ningún caso, los Veteranos aspiramos a convertirnos en “Baden Powell“ redivivos de una organización juvenil. No es nuestra tarea, aunque, para una mayoría de nosotros, sí lo fue en épocas pretéritas: ahora les toca el turno a otros. Representamos las huellas del ayer “que hoy tuyas serán”.
En algunos lugares, las circunstancias han exigido del veterano un paso al frente insospechado: para hacer nacer núcleos de la OJE allí donde había desaparecido, para suplir la existencia de mandos o dirigentes, para asesorar a educadores bisoños… Pero esta no es nuestra tarea, insistimos, allí donde la Organización tiene su propia dinámica. Lo contrario sería una intromisión.
Este ofrecimiento desinteresado, movido únicamente por el amor a la OJE, nuestra identificación con sus Ideales y nuestro acuerdo con su proyecto educativo, va dirigido a toda la estructura, especialmente a mandos y dirigentes. Que sepan todos que allí donde se nos precise y requiera estaremos sin esperar protagonismo alguno.
Las sugerencias de este foro campamental son aportaciones a toda la Organización y si hemos conseguido llevar al ánimo de todos la necesidad de aplicar esta pedagogía del esfuerzo estarán bien empleadas las horas dedicadas a este estudio en tierras leonesas.